El panorama político argentino se reconfigura con la consolidación de Karina Milei como figura central, asumiendo roles clave en política y alianzas, mientras su hermano Javier se enfoca en la economía. Este escenario marca el retorno de los Menem al ruedo político, con Lule Menem como figura cercana a Karina, generando advertencias sobre posibles intereses económicos. Paralelamente, se observa la disolución del “triángulo de hierro” con el desplazamiento de Santiago Caputo del círculo de poder, y la persistente influencia de Cristina Kirchner en decisiones políticas, a pesar de su situación legal, evidenciando un complejo entramado de poder y negociaciones en el oficialismo.
Mientras tanto, el peronismo bonaerense enfrenta una crisis interna y autodestrucción, caracterizada por disputas y candidaturas “testimoniales” que son vistas como una burla a la ciudadanía. Las elecciones divididas también han generado confusión y la postulación de candidatos poco conocidos.
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